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Una carga innecesaria…

  • Foto del escritor: enfocadosadolescen
    enfocadosadolescen
  • 14 jul 2021
  • 3 Min. de lectura

Mateo 5:46 “Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa recibirán?”


Hay algo en común en las historias de aquellos que, en situaciones extremas, decidieron perdonar. Siempre ellos fueron los principales beneficiados.


Hay algo que se libera en nosotros cuando perdonamos, y en los últimos años hasta se ha convertido en una receta médica. La ciencia descubrió en el último tiempo que muchas enfermedades emocionales y hasta físicas están originadas en la falta de perdón.


El libro de Proverbios dice: que así como es el pensamiento de una persona, en eso se convierte (Proverbios 23:7, RVR60), y así sucede. Las personas que guardan pensamientos de amargura se convierten en personas amargas. Aquellos que guardan rencor se convierten en personas rencorosas; y quienes no han perdonado se vuelven esclavos de las personas a quienes no pueden perdonar.


Cuando alguien extiende su amor a otro que fue su agresor o su enemigo, el mundo lo nota. Es escandaloso. Es diferente. Es atractivo. Llama mucho la atención.


¿Hay alguien que despierte en mí, en vos sentimientos de enojo, rabia o amargura? ¿Qué puedo hacer para mostrarle mi perdón?

¿Leíste la historia de Jacob y Esaú alguna vez? Se encuentra en Génesis 27:1-40 y Génesis 33:1-20. A ese tipo (Esaú) grande, fuerte, fornido, le gustaba ir a cazar y probablemente también se dedicara a ser un luchador de la antigüedad, ¡con todas las glorias! Jacob pensó que lo iba a hacer polvo, pero en lugar de eso, Esaú lo abrazó; y lo que hizo fue perdonar y olvidar. En ese momento, Jacob experimentó la maravilla del perdón.


¿Alguna vez alguien te perdonó por algo que hiciste?

¿Cómo te sentirías si alguien a quien lastimaste te mirara con ojos llenos de perdón en lugar de venganza?


Perdonar es algo realmente difícil, cuando la herida cala profundo en el corazón, nos hace derramar lágrimas y a veces hasta sangrar, pero sin dudas es liberador, el primer beneficiado al perdonar somos nosotros mismos, se siente como si nos deshiciéramos de una muy pesada mochila que nos impide avanzar.


Tal vez al hablarte del PERDON, se te vengan varios nombres a la mente, de personas que te lastimaron, que te abandonaron, te traicionaron, te mintieron, o incluso se te venga a la mente tu propio nombre, cosas que hiciste o dijiste de las que te arrepentís tanto que no podes, muchas veces, ni mirarte al espejo.


Pero hoy es tiempo de perdonar. Todo, absolutamente todo, lo que hiciste o lo que te hicieron, fue vencido en la cruz por Jesús, Él te ama inmensamente y ya te perdonó por todo, y también perdonó a la persona que te lastimó por muy grave que haya sido lo que te hizo.

Tal vez esa persona que te lastimó nunca venga a pedirte perdón, pero el perdón es una decisión tuya, de todos los días, que decidís perdonar, soltar, olvidar y seguir adelante.

¿Te parece algo difícil? Uff!! A mi sí!! Sino preguntémosle a Jacob y Esaú que tardaron años en reencontrarse y perdonarse. Pero te recuerdo el versículo de la semana pasada…


Somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Romanos 8.37

¿A quiénes debes perdonar vos? (Dejar un pequeño silencio para que cada uno lo piense y se responda a sí mismo.) Y luego del pequeño silencio pueden terminar leyendo la siguiente frase.

Querido Dios, vos me perdonas continuamente y me toca a mí perdonar a otros. Llená mi corazón de misericordia y fuerzas para perdonar a quienes me hicieron mal o a aquellos a los que me cuesta amar y ayudame a poder sentirme perdonado.




 
 
 

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