SIENDO LIBRES!!!

Cualquier adicción, ya sea alcohol, drogas, videojuegos, celular, pornografía, comida en exceso, etc. Nos vuelve personas dependientes a ello, esto hace que nos alejemos del objetivo, perdamos el foco y desviemos nuestra vida del verdadero propósito que ella tiene.

El primer mandamiento es: "No tendrás dioses ajenos delante de mí." El segundo mandamiento es: "No te inclinarás a ellos, ni los adoraras”.

Cuando una persona es adicta, en realidad se está volviendo dependiente a esa adicción como si ella fuera su dios. Se vuelven esclavos de ella y con el correr del tiempo es como si se convierten en prisioneros, como en una prisión de la cual no pueden y muchas veces, ni quieren salir.

Jesús dijo: "Todo aquel que comete pecado es esclavo del pecado." Juan 8:34

Adán tenía libertad perfecta en el jardín. Él tenía la libertad de comer de cualquier árbol que quisiera, pero Dios le advirtió: ¡No comas de ese árbol! Eso te llevará a la muerte. Dios no lo ató en la esquina del jardín, ni tampoco construyó un muro alto alrededor de ese árbol. Adán tenía la libertad de comer de él o de no hacerlo. Pero, como cualquier niño pequeño al que le dices “no lo hagas, no vayas por ahí” justamente eso es lo que hace, ahí es donde se mete, y Adán no lo hizo diferente, uso esa libertad de tal manera, que trajo muerte y esclavitud a su vida. El obedeció a sus propios deseos en lugar de a Dios.

Muchas personas viven en este tipo de cárceles imaginarias, como presos de cosas que los mantienen atados, muriendo una muerte lenta porque su adicción se apodera de ellos, y lo único que puede liberar a una persona de esta cárcel es el poder de Jesús.

Jesús vino a abrir los ojos de los que están ciegos, a consolar a los afligidos y a anunciar a los prisioneros que pronto van a quedar en libertad" Isaías 61:1.

Jesús es el único que tiene la llave para abrir la cárcel en la que estas y sacarte a la libertad, pero como Adán, tienes que comenzar a tomar las decisiones correctas y la primera de ellas es arrepentirte, acercarte a Él y pedir su ayuda.

"Así que si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres." Juan 8:36.

Escrito por un adolescente