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Cuestión de actitud

  • Foto del escritor: enfocadosadolescen
    enfocadosadolescen
  • 21 jul 2021
  • 2 Min. de lectura

Seguro que todos nosotros tuvimos experiencias en las que realmente no le veíamos nada pero nada bueno, sin embargo al pasar un poco el tiempo pudimos empezar a comprender qué de bueno le podíamos ver a esa situación, o incluso a veces con la ayuda de los demás. Es mucho más fácil encontrarle el lado bueno a las cosas malas que nos pasan? es difícil, suuuper difícil, pero depende de con qué actitud enfrentemos las cosas que nos pasan por mas malísimas que nos parezcan que sean será cómo nos sintamos más adelante, y cómo vivamos la vida.


Hasta los jóvenes se debilitan y se cansan, y los hombres jóvenes caen exhaustos.  En cambio, los que confían en el SEÑOR encontrarán nuevas fuerzas y volarán alto, como con alas de águila.

Correrán y no se cansarán; caminarán y no desmayarán. Isaías 40:30-31


Por eso, anímense y fortalézcanse unos a otros, tal como ya lo están haciendo. 1 Tesalonicenses 5.11


Se dice que vivir la vida es una cuestión de actitud. Que la forma en que miramos y enfrentamos lo que nos pasa, marca la diferencia entre vivir felices y plenos, o infelices, enojados o deprimidos todo el tiempo.

Frente a miles de situaciones que nos traen felicidad, hay miles más que nos traen dolor, angustia o miedo. Cuando vivimos momentos difíciles podemos vernos inclinados a sentir angustia y desesperanza, a querer abandonar nuestros esfuerzos e incluso nuestra fe. De igual manera nos puede pasar cuando vemos a nuestros seres queridos sufrir.

Algo así les pasaba a las personas de la iglesia de Filipo. Sentían desaliento, tristeza y hasta miedo al saber que Pablo estaba encerrado en la cárcel.

Filipenses 1:12-30


La situación de Pablo al escribirles la carta que leímos a estas personas no era la mejor: se encontraba en prisión, había perdido su libertad, probablemente tenía problemas para satisfacer sus necesidades básicas y económicas. Vivía una situación que para muchos podría haber sido desesperanzadora; y que incluso les haría cuestionar si realmente valía la pena el Evangelio.

Pablo sabía que su integridad, su fe y aun su actitud darían testimonio de la obra de Dios en su vida.

Pablo tenía la mirada puesta en las cosas eternas. De esta manera, el corazón de Pablo se gozaba tanto de que se predicara el Evangelio, que estar en la cárcel y privado de su libertad no le parecían tan insoportables ni difíciles de llevar.

Pablo aprovechaba cada momento para llevar la Palabra de Dios a cualquier persona que le rodeaba, tanto con hechos como con palabras.


¿Estás viviendo como quien cree verdaderamente en Jesús?

Tu familia y tus amigos más cercanos, ¿qué es lo que identifican en tu estilo de vida?

¿Qué cambios podes empezar a hacer hoy para que realmente vivas como un seguidor de Jesús?






 
 
 

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